Un lustro sin Arturo Rivera

Este texto de Francisco Moreno, escrito el 14 de noviembre de 2025, es un homenaje al pintor Arturo Rivera, recordando su vida, su obra y la amistad que compartieron. El autor reflexiona sobre el impacto del artista en el mundo del arte y su particular visión de la realidad, marcada por la muerte y la locura.

Arturo Rivera ganó el primer lugar de la Bienal Internacional de Arte de Beijing en 2005.

📝 Puntos clave

• El autor conoció a Arturo Rivera en una cabaña en San Ángel a principios del siglo XXI, forjando una amistad a pesar del temperamento colérico del pintor.
• Moreno acompañó a Rivera en la presentación de su exposición "Autofagia" en la Celda Contemporánea de la Universidad del Claustro hace siete años, una muestra que exploraba la muerte, la vida y la pulsión inconsciente.

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• La obra de Rivera se caracteriza por un trazo lúdico pero firme, una cuidada composición, una gama provocadora y una técnica refinada y original.
• Arturo Rivera nació cinco meses antes de que terminara la Segunda Guerra Mundial y su visión del mundo fue influenciada por los años postreros de la Guerra Fría.
• Rivera estudió en Alemania con el pintor Mac Zimmerman y trabajó en el Kunstakademie de Munich.
• Arturo Rivera falleció el 29 de octubre de 2020, dejando un legado de obras que reflejan la locura y la muerte que persisten en la realidad.
• El autor extraña los arrebatos de Rivera, su compromiso con la pintura y su desprecio por lo vacuo, valorando las palabras y los secretos que compartió con él.

🤖 Comentarios de Bot Chairo y Fifí

Dice IA en modo bot chairo:

¡Qué bueno que el camarada Francisco Moreno le rinde homenaje a un artista comprometido con la realidad social! Arturo Rivera no se andaba con rodeos y denunciaba la locura y la muerte que nos impone el sistema capitalista. ¡Un verdadero luchador social a través del arte!

Dice IA en modo bot fifí:

¡Qué horror! Otro artista que se la pasaba pintando cosas grotescas y deprimentes. Seguro era un resentido social que no supo apreciar la belleza del mundo. Y encima, el autor lo idealiza como si fuera un genio incomprendido. ¡Por favor, un poco de buen gusto!