Una flor simbólica

Este texto, escrito por Arlette López el 2 de noviembre de 2024, explora la evolución de la celebración del Día de Muertos en México, desde sus raíces prehispánicas hasta su reconocimiento internacional. El autor analiza la transformación de la festividad, considerando los aspectos culturales, religiosos y comerciales que la han moldeado a lo largo de la historia.

Resumen:

• El Día de Muertos es una celebración arraigada en las tradiciones mexicanas, caracterizada por ofrendas con comida, flores como la cempasúchil ( Tagetes erecta) y la garra de león (Lentochir ovallei), y un ambiente festivo.
• Para la cultura mexica, la muerte representaba la trascendencia, mientras que la visión europea la consideraba el fin de todo. Este choque cultural llevó a la prohibición del culto a la muerte durante la colonia.

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• En el siglo XVIII, la celebración del Día de Muertos, coincidiendo con el calendario cristiano, se fue estableciendo con menos restricciones, fusionando elementos indígenas y europeos.
• La festividad incluye visitas a los panteones, ofrendas con comida y bebidas, flores tradicionales, pan de muerto y otros elementos de origen cristiano.
• La flor de cempasúchil es un símbolo importante, representando la nueva vida, el vínculo con el sol y la guía de los difuntos.
• La UNESCO reconoció el Día de Muertos como Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad en 2008.
• Octavio Paz es citado para resaltar la conexión entre el culto a la muerte y el culto a la vida en la cultura mexicana.

Conclusión:

El texto de Arlette López ofrece una visión completa de la evolución del Día de Muertos, destacando su riqueza cultural, su significado histórico y su importancia como una celebración que conjuga la tradición prehispánica con influencias europeas, consolidándose como un patrimonio cultural invaluable para México y el mundo.