El final de la filosofía

Este texto de Carlos Alejandro Noyola, escrito el 3 de Noviembre de 2024, es una "antireseña" del último libro de Giorgio Agamben, Lo que he visto, oído y aprendido…, reflexionando sobre el concepto del vacío en la obra del filósofo italiano y su relación con el fin de la filosofía. No se centra en un análisis exhaustivo del libro, sino en la exploración de temas recurrentes en la obra de Agamben a través de la lente del vacío.

Resumen:

• El autor parte de la obra de Giorgio Agamben, específicamente de su ensayo "El final del poema", donde Agamben analiza el final de un poema como un "colapso en el silencio", un vacío.
• Se destaca la idea del "encabalgamiento" en la poesía, donde el sentido de un verso se continúa en el siguiente, y el último verso, al no tener continuación, cae en el vacío.

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• Se menciona el libro de Agamben, Cuando la casa se quema, donde se reflexiona sobre el umbral como un "espacio vacío, una pura exterioridad", similar a la idea del vacío en el final del poema.
• Se analiza el concepto del testimonio en Agamben, donde la verdad se encuentra en la imposibilidad de enunciarla, ejemplificado con la tragedia de Ayotzinapa. El vacío aquí representa la ausencia de verdad accesible.
• El autor conecta el vacío con la experiencia personal de Agamben, quien recuerda un texto infantil que contiene la esencia de su proyecto filosófico, un texto que se pierde, dejando un "vacío central" como disparador de su pensamiento.
• Finalmente, se propone un "fin de la filosofía" como la exploración de un vacío irremediable, donde el acto de pensar implica lanzarse al abismo, a la exterioridad.

Conclusión:

El texto de Noyola no ofrece una crítica literaria tradicional, sino una reflexión filosófica inspirada en la obra de Agamben. A través del concepto del vacío, el autor explora la naturaleza del fin, tanto en la poesía como en la filosofía, sugiriendo que la búsqueda del conocimiento implica inevitablemente enfrentarse a la incertidumbre y al vacío inherente a la condición humana. El vacío, lejos de ser una ausencia, se presenta como un motor del pensamiento y una característica fundamental de la experiencia humana.