¿Transición rápida? Sí, ¡pero bien hecha!

El texto escrito por Raul Asis Monforte Gonzalez el 13 de Junio del 2025 aborda la transición energética hacia fuentes renovables, particularmente la energía solar fotovoltaica, destacando la importancia de la calidad y la capacitación técnica para asegurar una transición exitosa y sostenible.

La calidad en el sector energético, especialmente en renovables, es un asunto crítico.

📝 Puntos clave

• La humanidad coincide en la necesidad de abandonar los combustibles fósiles y apostar por energías limpias para evitar el cambio climático catastrófico.
• Existe una preocupación sobre si la transición energética se está realizando de manera adecuada, con calidad, seguridad y visión a largo plazo.

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• La generación distribuida de energía solar fotovoltaica, aunque democratiza la energía, presenta riesgos debido al déficit de capacidades técnicas.
• La falta de profesionales capacitados para instalar y mantener sistemas solares de manera segura y eficiente es un problema alarmante.
• Un sistema fotovoltaico mal instalado puede generar menos energía, representar un riesgo eléctrico, deteriorarse prematuramente o provocar incendios.
• Es crucial invertir en formación técnica, estándares claros, certificación de competencias y fiscalización rigurosa para profesionalizar el sector.
• La transición energética requiere un cambio de cultura donde la calidad sea un cimiento fundamental.

Lo malo y lo bueno 👎👍

¿Cuál es el principal riesgo o aspecto negativo que el autor identifica en la transición energética actual?

El principal riesgo es el déficit de capacidades técnicas y la falta de profesionales capacitados para instalar y mantener sistemas solares de manera segura, eficiente y con visión de durabilidad. Esto puede llevar a instalaciones de baja calidad que generen problemas y desacrediten la tecnología.

¿Cuál es la principal recomendación o aspecto positivo que el autor propone para asegurar una transición energética exitosa?

La principal recomendación es invertir en formación técnica, estándares claros, certificación de competencias y fiscalización rigurosa para profesionalizar el sector. Además, se necesita un cambio de cultura donde la calidad sea un cimiento fundamental para construir un futuro energético verdaderamente resiliente.