La tregua de los 4%

El texto del Colaborador Invitado del 30 de Octubre de 2025 analiza la situación económica actual de México, caracterizada por una estabilidad basada en un equilibrio entre la inflación y el déficit fiscal, ambos rondando el 4%. El autor describe esta situación como una "tregua" que, si bien ofrece estabilidad, también limita el potencial de crecimiento del país.

Un dato importante es que México ha logrado una estabilidad prolongada sin sacrificar el crecimiento o el control de precios, algo que pocos países emergentes pueden presumir.

📝 Puntos clave

• México se encuentra en una "tregua del 4%", con inflación y déficit fiscal alrededor de ese valor.
• Este equilibrio no fue planificado, sino que surgió de inercias macroeconómicas.

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• El Banco de México tiene una meta de inflación del 3%, pero el mercado se ha adaptado a una meta implícita mayor.
• El déficit fiscal del 4% del PIB refleja una tregua entre los deseos del gobierno y sus posibilidades.
• La estabilidad mexicana se construye más por acomodo que por diseño.
• Esta estabilidad prolongada puede ser un arma de doble filo, limitando el dinamismo económico.
• La situación actual es como una isla suspendida, sostenida por fuerzas opuestas, pero sin avanzar.
• La tregua del 4% no durará para siempre y requiere preparación para el futuro.
• Superar esta situación requiere voluntad política y consenso para reformas estructurales.

Lo malo y lo bueno 👎👍

¿Qué aspectos negativos se pueden destacar de la situación económica descrita en el texto?

La principal crítica es que la estabilidad del 4% es un equilibrio cómodo que limita el crecimiento y el dinamismo económico. México se ha acostumbrado a una normalidad que no cuestiona ni transforma, sino que simplemente administra la situación actual. Esta tregua puede llevar a olvidar que la pausa no es el final del camino, sino solo un descanso entre batallas.

¿Qué aspectos positivos se pueden resaltar de la situación económica descrita en el texto?

El texto destaca que México ha logrado una estabilidad prolongada sin sacrificar el crecimiento o el control de precios, algo que pocos países emergentes pueden presumir. El país combina cuentas externas sanas, un tipo de cambio estable y un banco central creíble. Esta estabilidad ofrece un respiro y una oportunidad para prepararse para el futuro, aunque no debe convertirse en un hábito que impida el progreso.